Soundless
¡Para Retos Ilustrados! Una pequeña fracción de una historia larga original que planeo subir después... espero ^^U

Se puede tener, en lo más profundo del alma, un corazón cálido, y sin embargo, puede ser que nadie acuda a él.

Se sentó en la esquina de la banca, para evitar utilizar mucho espacio para ella sola, sacó un libro de su mochila y empezó a leer, como en todos los ratos libres que tenían. El resto de su grupo debía estar por ahí, jugando o haciendo algo ilegal. Se acomodó sus anteojos y se hizo el cabello para atrás, para que la lectura se hiciera más amena.

Sonrió para ella misma mientras le daba vuelta a la página. Siempre le habían fascinado los libros que la hicieran reír. Nunca se quejaría de vivir con su padre pero era muy cierto que él no era la persona más alegre de la calle, o de la ciudad, talvez de todo el país. Aunque de algo estaba segura: él era el mejor padre de toda la historia. Cuidarla por catorce años, toda su vida, era la clara muestra de ello. Pero aun así, le hubiera gustado tener a un padre más sociable.

Suspiró y cerró su libro. Ella no debería pensar de esa manera. Es más, no podía culpar a su papá de ser antisocial cuando ella no era capaz de hacer un solo amigo en su segundo día de clases. Sabía que mudarse era un gran cambio, pero no debía abstenerse de ser feliz sólo por eso.

Rió interiormente. Ella jamás se había abstenido de nada… Era sólo que los chicos de su edad no le llamaban la atención. Además ella sí tenía amigos. Dos, y mayores que ella, pero los tenía. Talvez era porque nadie la comprendía, o porque ella no los comprendía a ellos. No era que los odiara, o viceversa, si no más se repelían el uno al otro.

Se levantó de su lugar, dispuesta a ir a su última clase del día. Aun faltaban diez minutos para que esta empezase, pero a ella no le gustaban los retrasos. Tomó su mochila y se dirigió al salón de clases. Se perdió varias veces, ya que no se sabía el camino, pero todo era mejor que preguntar para ella.

Desde las sombras un chico la observaba, preguntándose si debería ayudarle. Pero ella se veía muy decidida a encontrar el salón por sí misma, y talvez sólo lograría humillarla. Desde ayer, cuando ella entró a la escuela, él pensó que era una chica linda. Extraña, pero linda. Con unos hermosos ojos, pero con demasiada timidez. Él estaba seguro de que esa persona tenía un buen corazón. Pero aun así, tenía miedo de acercársele. Talvez por los extraños cuentos de su padre sobre que el padre de ella era un vampiro.

Claro que él no creía. Eran puras tonterías de su viejo papá, aunque las demás personas del pueblo sí que lo hacían. Además los ojos de aquella muchacha no podían ser los de un demonio. Se acercaban más a los de un ángel. Movió su cabeza de un lado al otro, mientras se decía mentalmente que debería ir con ella y hablarle. Decirle un “hola” solamente.

Tomó aire, y contó mentalmente, mientras se preparaba para intentar hablar con aquella chica.

Porque él estaba seguro de que ella tenía un corazón cálido, sólo que nadie acudía a él. Y por eso nadie había podido confirmar que todos aquellos mitos eran completamente falsos. Aunque no deberían; con sólo escucharlo todas las personas coherentes debían sacar la conclusión de que no eran más que historias de su padre.

—¡Anel! —le gritó, justo cuando ella se daba la media vuelta.
Etiquetas: , edit post