Soundless
¡Para Retos Ilustrados!

—Mira, amor, nuevos vecinos —le dijo la madre al pequeño que estaba sentado en la mesa, comiendo su desayuno.

El niño, de no más de cuatro años, la miró incrédulo. Él jamás había oído de los vecinos. ¿Serían seres de otro mundo? ¿Y qué era lo que estaban haciendo tan cerca de su casa? Él tendría que tener una larga plática con esas cosas.

—Mamá, ¿qué es un vecinos? —le preguntó inocentemente. Ella se colocó un dedo en la barbilla y tomó una pose pensativa, mientras tomaba un pedazo de pan y lo colocaba en el plato del niño.

Se sentó a su lado, y luego sonrió triunfante.

—Es alguien que vive a un lado tuyo. Pero siempre tienes que ser buena persona con ellos, porque ellos te pueden ayudar algún día.

Él asintió, contento con la respuesta de su madre. No tendría que preocuparse por hablar con aquellos seres, porque si ayudaban a las personas, debían ser buena gente. Tomó un apunte mental: ser amable con ellos.

—¡Terminé! —gritó, y luego se bajó de un salto de su silla— Voy con Anaeli —le dijo, ella le hizo un gesto con la mano, diciéndole que estaba bien.

La madre lo miró con un poco de tristeza. La verdad su hijo necesitaba más compañía que la de una chica de catorce años. Pero con la escasa población del lugar donde vivían, era imposible que su niño conociera a otro niño de su edad.

Mientras el pequeño salió de la casa, miró a ambos lados antes de cruzar. Aunque no hubiera mucha gente en el rancho, y era casi improbable que un auto pasará cerca de su casa, su mamá siempre le había recordado mirar a todos lados antes de cruzar, para evitar un accidente. Cuando miró hacía el frente lo vio: su nuevo vecino.

Estaba sentado frente a la nueva casa, talvez esperando al resto de su familia. El niño lo vio con algo de lastima. Se veía solo. No era un chico pequeño como él, lo superaba en tamaño. Se sorprendió bastante al notar que su vecino era igual que uno que vivía en el pueblo, sólo que aquel otro era mucho más pequeño. Pero hay personas de diferentes razas, ¿por qué vecinos no?

Se acercó a él cuidadosamente, y se sentó a su lado. Su nuevo vecino lo miró con sus ojos azules.

—Hola, soy Chris. ¿Cómo te llamas? —le preguntó amablemente, pero él se quedó callado. Se quedó observando a su vecino un rato, esperando su respuesta, pero jamás llegó. Él arrugó un poco la ceja, pero recordó que debía tratarlo bien— ¿De dónde vienes?

Sin respuesta. Él empezó a fastidiarse. El vecino no era agradable, ¿así que por qué él tendría que serlo? Se levantó de su lugar, y caminó una calle más para luego gritarle:

—No quiero volver a hablar contigo. No eres una buena persona —le dijo con todas sus fuerzas, intentando que él lo escuchase claramente.

El perro le ladro como señal de despedida.


OMG Hace tiempo que no hacía nada de humor xP
1 Response
  1. Karen Says:

    jajajajajaja!!!!!!!
    que monoooooo!!!! que niño mas mono xD y pobre perro, el no tiene culpa de nada xDDD

    dios, que bueno xDD