Soundless
Bazofia para Retos Ilustrados

¿Saben que es lo más horrible de los profesores? No es sólo que sean maestros, no, eso sólo es algo indispensable para que nosotros, los alumnos, tengamos una tendencia gigantesca a odiarlos. Tampoco es que ellos, además de nuestros santísimos padres, sean las únicas personas con el rango suficiente para darnos ordenes, y que nos veamos en la necesidad de cumplirlas si no queremos reprobar.

Lo peor de ellos es la impunidad que tienen. Joder, tienen el derecho de elegir si todos nuestros esfuerzos en un trabajo son dignos de un diez, y si la tienen contra ti, encuentran un mínimo error para rebajarte la calificación un setenta por ciento. ¿Y qué puedes hacer? ¡Nada! Y si intentas patearlos, ten por seguro que te expulsaran. Experiencia propia.

Son unos monstruos.

Pero ya no más. No, claro que no. Esta vez me he encargado de hacer de mi tarea un trabajo completamente perfecto. Digno de un premio. Simplemente no contenía falla alguna. La maestra Alice no tendría razón alguna para colocarme un seis de nuevo. ¡Todos me admirarían! Y pensarían: oh, Daniel, no creímos que personas como tú —un pobretón que ama luchar con cuanto se le cruce en el camino— pudieran hacer un trabajo de tal prestigio.

Camino hacia la profesora, sonriendo de oreja a oreja, sosteniendo la perfección hecha papel en mis manos. Ayer estuve pensando por horas una idea genial para mi cuento corto, y todo eso dio resultados. Tuve que abstenerme a salir con mis amigos, a ir a la playa, a hacer nada en mi casa, pero al final todo valdría la pena, y la profesora tendría que alabarme.

Era un plan maestro.

Y cuando ella se viera en la necesidad de glorificar mi trabajo, yo le sonreiría y le diría que la perdonaba por tanto año de injusta calificación. Sí, la odio, pero sólo es seis años mayor que yo. ¿Qué chico normal de dieciséis años no ilusiona con su maestra de español? Es una historia hasta cliché.

Mis compañeros me miran asombrados, yo me lleno de orgullo. Pame, mi mejor amiga, susurra algo que entiendo como un ‘estúpido’, pero no le presto atención, es algo normal en ella hacerme ese tipo de comentarios sarcásticos.

Le entrego mi trabajo a la profesora, me mira como si no entendiera —obviamente a causa de la sorpresa—, pero al fin y al cabo lo toma. Repaso mentalmente las últimas palabras de mi historia… Él cayó al suelo, sintiendo como su corazón iba cada vez más pausado, y su respiración empezaba a hacerse dificultosa. Y aun cuando la vio ahí, frente a él, con esa espada que causó su muerte, no pudo evitar dedicarle su último pensamiento a aquella chica.

Simplemente perfecta.

La maestra me mira, toma su pluma, y luego vuelve su vista a mi trabajo. Escribe la calificación en él, luego me lo entrega.

6

—Me encanto, Daniel. Lastima que la fecha de entrega pasó hace más de dos semanas, y no pueda ponerte un diez.
2 Responses
  1. Nea Poulain Says:

    Jajajaja. Alguien de poca memoria. Me gusto muchísimo Usa. ^^

    ...Nea...


  2. Coolísimo, pero... ¿Por qué kikirirí le pusiste "Pame" a la mejor amiga del tipo? è_é

    Nah, da igual, si se usa para cosas tan cools todo puede ser perdonado ~